sábado, 31 de agosto de 2013

El hundimiento del acorazado USS Maine: si la Historia se repite es a causa de nuestra ignorancia

Explosión del USS Maine

El USS Maine, orgullo de la Marina norteamericana

Los gobernantes de Estados Unidos buscan y siempre encuentran la prueba que ellos mismos han fabricado para atacar a quien les convenga. En 1898, el magnate de la prensa sensacionalista William Randolph Hearst, uno de los principales imperios mediáticos del mundo, convenció a la mayoría de los estadounidenses, con la complicidad del ya entonces influyente Secretario de Marina, Theodore Roosevelt, de la culpabilidad de España respecto a la voladura del acorazado Maine, fondeado en el puerto de La Habana, sin esperar el resultado de las investigaciones en curso. De los 355 tripulantes, murieron 254 marineros y 2 oficiales.



El USS Maine a su llegada al puerto de la Habana

Restos del acorazado Maine tras su hundimiento

Aunque el capitán del buque, Charles Sigsbee, exhortó a la opinión publica acerca de que se “debía suspender todo juicio hasta conocer los detalles de lo ocurrido”, tan pronto se supo la noticia, la feroz campaña periodística desatada acusó inmediatamente a los militares españoles de haber colocado un artefacto explosivo en el Maine: era el pretexto que necesitaba el naciente imperio estadounidense para apoderarse de los últimos territorios ultramarinos de la Corona Española. De este modo comenzó una escandalosa y agresiva campaña orientada a que el pueblo norteamericano presionara a su Gobierno para que declarase la guerra a España, que terminó decretando el presidente William MacKinley. 

De cara al mundo, la principal razón de los americanos para comenzar esta guerra era la de "liberar" la isla de Cuba del poder español, pero Theodore Roosevelt tenía su mente hecha ya a la guerra con España y decía sin ambages: "Yo doy la bienvenida a cualquier guerra y creo que los EEUU necesitan una", idea compartida por los dos dos periódicos más importantes de la época pertenecientes a William Randolf Hearst y Joseph Pulitzer. Ambos habían aprendido la lección de que las guerras hacen que se dispare la venta de periódicos y, como es natural, las ganancias. 

En estos periódicos se ofrecían noticias de las supuestas atrocidades cometidas por los españoles contra los cubanos, insidias que terminaron por inclinar la balanza a favor de la guerra. Los periódicos de Hearst enviaron a Cuba a un gran fotógrafo, Federico Remington, quien apenas llegar comunicó a sus jefes que no había encontrado ninguna guerra en Cuba, a lo que el Hearst le respondió: "Envíame las fotos y yo produciré la guerra".

William MacKinley, presidente de Estados Unidos
(4 de marzo de 1897 – 14 de septiembre de 1901)


Aunque ignorante, España estaba acorralada y sin posible escapatoria. El Secretario de Guerra, John Hay, llamó a esta guerra "una pequeña guerra que durará muy poco", frase parecida a la expresada por Obama respecto a "su" guerra siria. Casi sobra decir que la similitud de esta siniestra saga con los hechos actuales referentes a Siria es más que aterradora.


  

Cronología de la guerra hispano-estadounidense: 

25 ENERO: el acorazado Maine llega a La Habana para "proteger a los intereses americanos", que eran "brutalmente" atacados, de acuerdo con la falsa información publicada en la prensa estadounidense.

15 FEBRERO: El Maine explotó "misteriosamente" en la bahía de la Habana causando la muerte a 260 hombres tripulantes del barco. De allí salieron los gritos de guerra "Recuerden el Maine" y "Al infierno con España". Los americanos dijeron que la explosión fue por medio de un torpedo enviado del exterior del barco pero las autoridades españolas luego de una investigación, encontraron que la explosión había ocurrido en la santabárbara del navío. 

9 MARZO: por votación unánime, el Congreso de EE.UU. asignó la cantidad, enorme para la época, de cincuenta millones de dólares para la "defensa nacional", movilizando la nación para la guerra.

27 MARZO: el presidente MacKinley declaró un mensaje de guerra a la nación, para evitar que su partido pudiera dividirse, ya que las voces de los periódicos y sus dueños, así como los voces del senador Henry Cabot Lodge y del Secretario de Guerra de la Marina, Theodore Roosevelt, frenaban los deseos de paz de España. El presidente McKinley había pedido varias concesiones para los EEUU de manera que se evitase la guerra, que los españoles aceptaron en su totalidad, pero los magnates americanos querían la guerra.

19 ABRIL: el Congreso adopta una resolución pidiendo la independencia para Cuba. El mensaje decía que los EEUU no tenían interés alguno en ocupar o controlar la isla de Cuba y la guerra, que se suponía inminente, solamente sería para liberar a Cuba del poder europeo, permitiendo a los cubanos elegir su destino.

21 ABRIL: España rompe relaciones con los EEUU.

22 ABRIL: el Congreso estudia la "Ley del Ejército Voluntario" para poder organizar el Primer Regimiento de Voluntarios, los llamados "vaqueros voluntarios". Después de haber instigado la guerra, Theodore Roosevelt renuncia a su puesto en el Gobierno y es nombrado como teniente coronel de la recién formada brigada voluntaria, también llamada de los "Jinetes Rudos", pensando ya en la Presidencia de los Estados Unidos. El Gobierno bloquea los puertos cubanos y su Marina captura el primer buque español de la contienda. 

23 ABRIL: el presidente MacKinley pide 125.000 reclutas para la guerra.

24 ABRIL: presionado por la opinión pública, tan ignorante como indignada, el Gobierno de España declara la guerra a los Estados Unidos.

25 ABRIL: el Gobiemo americano declara que desde el día en que España rompió relaciones con los EEUU, abril 21, existe el estado de guerra entre las dos naciones.

1 MAYO: mientras se planea la invasión de Cuba, Estados Unidos lanza un ataque sorpresa a las Islas Filipinas, bajo el mando de Comodoro Dewey (más tarde, Almirante). Después de siete horas en la bahía de Manila, donde los navíos españoles habían maniobrado para evitar daños a la población civil, los barcos americanos hundieron todos los buques españoles, matando a más de trescientos marinos y sin una sola pérdida del lado americano.

12 MAYO: la Marina estadounidense bombardea el puerto de San Juan de Puerto Rico.

19 MAYO: Con la ayuda de los americanos, el líder de la guerrilla Filipina, Aguinaldo, llega a Manila. En ese mismo tiempo, los barcos americanos se desplazan a la bahía de Santiago de Cuba.

25 MAYO: una flota llena de tropas americanas sale para Manila. El presidente MacKinley pide 75.000 voluntarios adicionales para la guerra.

29 MAYO: los navíos de guerra norteamericanos bloquean la bahía de Santiago para intentar acorralar a la flota española.

10 JUNIO: una fuerza de marinos americanos ocupa la bahía de Guantánamo, comenzando así la invasión de Cuba

22 JUNIO: Cerca de 20.000 soldados americanos llegan a la bahía pesquera de Daiquirí, a unas 18 millas de Santiago.

24 JUNIO: mil soldados regulares y de los "Jinetes Rudos", acompañados por varios corresponsales de guerra al servicio de Theodore Roosevelt, ganan la primera batalla en la Guasimas de Cuba, donde Roosevelt es aclamado como héroe por los corresponsales de guerra de las cadenas de Hearst y Pulitzer. 

3 JULIO: combate naval de Santiago de Cuba. La escuadra del almirante Pascual Cervera es destruída por la de Sampson. Bajas españolas: 223 muertos y 151 heridos. Bajas americanas: 1 muerto y 1 herido a bordo del Brooklyn.

16 JULIO: capitulación de las tropas españolas, sitiadas en Santiago de Cuba, después de la batalla de la Colinas de San Juan. 

EN 1898: Portada del New York Journal acusando a España de haber
colocado una mina para volar el USS Maine


La investigación histórica posterior demostró sin lugar a dudas que España fue completamente ajena a la voladura del Maine, pero eso ya carecía de importancia: como consecuencia de la Guerra Hispano-Estadounidense, España perdió Cuba, Puerto Rico, las Islas Filipinas y la isla de Guam, que fueron anexionadas por Estados Unidos. Muchos intelectuales, como el filósofo William James y el presidente de la Universidad Harvard, Charles Eliot, denunciaron estas acciones como traición de los valores estadounidenses, aunque de nada sirvió. Simplemente no fueron escuchados y se les calificó de “antipatriotas”.


Cuando el presidente MacKinley fue asesinado en septiembre de 1901, Theodore Roosevelt ocupó la presidencia durante dos mandatos consecutivos (septiembre de 1901 a marzo de 1909), en los cuales llevó hasta sus últimas consecuencias la que pasó a la Historia como "doctrina o política del Gran Garrote o Big Stick". La expresión se origina en una frase de Roosevelt en la que manifestaba su agrado porque el comité del Partido Republicano de Nueva York había expulsado a un corrupto consejero. La frase, tomada de un proverbio del África occidental era: "habla suavemente y lleva un gran garrote, así llegarás lejos" (speak softly and carry a big stick, you will go far)Aplicada a la política de Estados Unidos en América Latina, la frase resumía la idea de que el Gobierno estadounidense tenía la potestad de presionar a los países latinoamericanos, particularmente los ribereños del Mar Caribe, con una intervención armada.

Viñeta de Thomas Nast (1904) recreando un episodio de "Los viajes de Gulliver",
representado por Theodore Roosevelt

La política de Gran Garrote señala el inicio del imperialismo estadounidense y de su actuación como potencia mundial. En América Latina comenzaría una ola de dominio político y económico estadounidense (a principios del siglo XX) justificada en la marcada extensión del "derecho" de Estados Unidos a intervenir en asuntos de otros países en defensa de los intereses de ciudadanos estadounidenses, encontrada en el "Corolario Roosevelt a la Doctrina Monroe" emitido por Theodore Roosevelt en su mensaje anual de 1904 como consecuencia de la intervención de las potencias europeas en el Bloqueo Naval a Venezuela de 1902-1903.

La frase también se refiere a las intervenciones estadounidenses ocasionadas por la "discapacidad" de los gobiernos locales de resolver asuntos internos desde el punto de vista del gobierno de Estados Unidos y protegiendo los intereses de ciudadanos y entidades estadounidenses. En tal sentido, Roosevelt postulaba que los desórdenes internos de las repúblicas latinoamericanas constituían un problema para el funcionamiento de las compañías comerciales estadounidenses establecidas en dichos países, y que en consecuencia los Estados Unidos debían atribuirse la potestad de "restablecer el orden", primero presionando a los caudillos locales con las ventajas que representaba gozar del apoyo político y económico de Washington ("hablar de manera suave"), y finalmente recurriendo a la intervención armada (el "Gran Garrote") en caso de no obtener resultados favorables a sus intereses militares.

El presidente Theodore Roosevelt


Aquel negro episodio de infamante recuerdo se conoce en la Historia de España como “el Desastre de 1898”. Ayer mismo, el Secretario de Estado John Kerrry fue suficientemente explícito en sus declaraciones a la prensa respecto a las intenciones del Gobierno estadounidense con relación a Siria: "Estados Unidos tomará sus propias decisiones según su propia agenda y según sus propios valores e intereses", la misma política de Gran Garrote que inició el gobierno estadounidense cuando la voladura del acorazado Maine en 1898. Más claro, agua.




Volviendo a la actualidad siria, Dale Gavlak, corresponsal de la agencia norteamericana Associated Press en Damasco (1), de sus múltiples entrevistas de estos días pasados con residentes y rebeldes en el barrio de Ghouta y en otras zonas de Damasco, se desprende una conclusión escandalosa: las armas químicas que explosionaron hace diez días, matando a centenares de personas -entre ellos muchos niños- estaban en manos de los llamados "rebeldes moderados" por los medios de comunicación occidentales y procedían de Arabia Saudí (2). Las fuentes utilizadas por Gavlak afirman que se produjo “un accidente” cuando fueron erróneamente manipuladas, pero lo cierto es que en ningún caso cabe culpabilizar al Gobierno sirio, como automática hicieron las naciones occidentales siguiendo las directrices de Washington.

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