viernes, 30 de agosto de 2013

El mundo al revés: el Papa Francisco
se inclina ante Rania de Jordania


Juan Pablo II condenó enérgicamente la Guerra de Irak, lo que le valió críticas en España, ya que nuestro Gobierno había decidido apoyar la iniciativa bélica de Bush, adoptada sin permiso de la Naciones Unidas.



Blair, Bush y Aznar en las Azores

En concordancia con esta postura de firmeza, en la última semana de febrero de este mismo año de 2013, en los momentos últimos y difíciles de su pontificado, también el Papa Benedicto XVI tuvo suficientes arrestos para negarse a recibir en el Vaticano a los representantes de la oposición siria, pese a la fuerte insistencia del embajador de Francia ante la Santa Sede, Bruno Jouber, porque en esta oposición estaban integrados grupos yihadistas responsables de los ataques contra los cristianos de Siria. 


Cabe recordar que Siria ha sido tradicionalmente el único país del Próximo Oriente, junto con Israel, en el que los cristianos han venido manteniendo los mismos derechos e idéntica protección que las demás comunidades religiosas hasta que la situación cambió radicalmente en cuanto los yihadistas sunitas, que por aquí se prefiere llamar “rebeldes”, convirtieron a los barrios cristianos de Damasco y Alepo en el centro de sus ataques con coches-bombas y terroristas suicidas y que en las zonas ocupadas por ellos vienen aterrorizando a los cristianos con sus permanentes atrocidades, desde quemas de iglesias y secuestros masivos a degollaciones, como la del padre François Murad, franciscano perteneciente a la Custodia de Tierra Santa.

El Papa Francisco, que conoce perfectamente la situación de exterminio en la que viven los cristianos sirios, se ha limitado a hablar vagamente de “diálogo” y de “negociación” en vísperas del ataque militar ordenado por Obama sin esperar los informes de los investigadores de la ONU y sin el consentimiento del Consejo de Seguridad de este organismo internacional.


Pedir paz cuando la guerra haya comenzado es muy distinto de exigir justicia internacional y contención de la inminente agresión estadounidense ahora, cuando todavía es tiempo. Con tono radicalmente diferente, el Patriarcado de Moscú se ha expresado de muy diferente manera:

"...Otra vez, como en el caso de Irak, los EEUU se comportan como justicieros internacionales (...)De forma absolutamente unilateral, sin ningún aval de la ONU, quieren decidir el destino de un país con millones de habitantes (...) Otra vez millares de víctimas serán sacrificadas sobre el altar de una imaginaria democracia (...) los cristianos, de cuya suerte nadie se preocupa, corren el riesgo de convertirse en rehenes de la situación y ser las víctimas de las fuerzas radicales extremistas, que con la ayuda de los Estados Unidos llegarán al poder (...) La comunidad internacional debe hacer todo lo posible para evitar que los acontecimientos puedan llegar a eso".


Kiril I, Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa
Quien esto dice es el metropolita Hilarión Alfeyev, como jefe del Departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú (ver noticia en VaticanInsider y en  Asia News ). Cabe decir que la jerarquía de la Iglesia Rusa habla influida por el poder de Putin y de los intereses que defiende, algo que no negaré en la medida que así sea, pero sería absurdo condenar sus palabras, porque corresponden a la verdad, dígala Agamenón o su porquero, y, en este caso, Hilarión de Volokolamsk dice lo que todo el mundo bien informado piensa. Sinceramente, me gustaría oír que el Papa Francisco dijera algo como lo de Alfeyev. Si no con la sabiduría de su predecesor, Benedicto XVI, al menos con ese estilo suyo de párroco de pueblo que tantos entusiasmos suscita, aunque no en mí.


Para mayor vergüenza, Francisco ha recibido hoy al rey Abdalá de Jordania, desde cuyo país, así como desde Turquía, han entrado en Siria los yihadistas y en cuyo territorio han instalado los americanos las plataformas desde donde lanzar sus proyectiles Patriot contra los objetivos sirios. No hace falta ser muy listo para pensar que la visita del rey jordano, aliado de EE.UU. y parte implicada en el conflicto sirio, ha visitado el Vaticano precisamente hoy para cerciorarse de que el Papa mantendrá el mismo silencio ominoso que ha mantenido hasta ahora sobre el holocausto sirio.

El Papa Francisco en la audiencia privada de hoy a los reyes de Jordania

Para colmo, como puede verse en una de las fotos distribuidas a la prensa, el Papa se inclina con una profunda reverencia ante Rania, la mujer del rey de Jordania, cuando debiera de haber sido al revés. La humildad es una virtud privada, que jamás debe contraponerse a la dignidad con la que ha debe comportarse un Pontífice en cualquier acto público u oficial. El gesto de Francisco no revela humildad, sino sumisión o ignorancia, algo inadmisible en un Papa, que es también Jefe del Estado de la Ciudad del Vaticano. ¿No ha pensado que con este gesto humilla a la Iglesia entera y a todos los católicos del mundo? Vergüenza siento ante semejante despropósito.

El Papa Francisco saluda con una reverencia a Rania de Jordania


Finalmente, y para decirlo todo, mucho me temo que, por lo que llevamos visto, poco o demasiado según quien lo observe, el Papa Bergoglio lo veo más próximo a la insensata Alianza de Civilizaciones de Rodríguez Zapatero que dispuesto a salir en defensa de los cristianos masacrados por el yihadismo islamista con condenas claras y terminantes. Nunca Juan Pablo II o Benedicto XI habrían actuado de esta incalificable manera. Lamento tener que decir que este Papa argentino está empezando a no gustarme nada.

Y es que, como escribió Antonio Machado: Qué difícil es / cuando todo baja / no bajar también.


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