martes, 4 de marzo de 2014

                        
              ¿UCRANIA VERSUS CRIMEA?

Todo el suministro de gas natural a Europa pasa por Ucrania

Aprovechándose de las algaradas violentas y de las manifestaciones tan meticulosamente programadas, como bien organizadas, controladas y vendidas al mundo entero como mercancía ideológica a través una campaña propagandística global, el Estado ucraniano ha sido asaltado y conquistado a punta de pistola por bandas de la porra con ideología ultranacionalista y simbología de las SS de la Alemania nazi. El espectáculo que hemos visto, retransmitido en directo por todas las cadenas televisivas del mundo, se llama "golpe de Estado", lo digan Putin, Agamenón o su porquero. Tan golpe de Estado, como el que instaló a los bolcheviques en el poder soviético, siguiendo la estrategia de Lenin y Trostky, como el que llevó a cabo Benito Mossolini con sus "camisas negras" en la célebre "Marcha sobre Roma", o como el que encaramó a Adolfo Hitler en el poder de Alemania, valiéndose de los grupos de choque que el Partido Nazi venía entrenado a ojos vista de todo el mundo.        

Si damos por válida la regla, que nadie se queje de que en un próximo 15-M podamos ver en Madrid o en cualquier otra capital europea una barbarie parecida, sobre todo si los Estados unidos y la Unión Europea apoyan a los "rebeldes", saltándose todas las leyes y acuerdos internacionales habidos y por haber.

Ultranacionalistas desfilando por Kiev

 Bandas organizadas con simbología nazi se adueñan de kiev

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Es muy cierto que la Historia nunca empieza ni termina, sencillamente porque el tiempo es continuo. Pero, para su estudio, es posible distinguir ciclos. Este en el que estamos comenzó el 11-S, con el espectáculo dantesco de las Torres Gemelas. Siguió por la proclamación "urbi et orbi" del Nuevo Orden Mundial por parte de Washington y la "fabricación" de la Guerra de Irak. Siria y Ucrania son el último capítulo, por el momento, del guión que los amos del Gran Juego escribieron entonces.


En la Plaza Maidan se escuchan discursos muy diferentes sobre el rumbo que debería tomar el país. Pero, por el momento, es la minoría radical la que, gracias a su especial adiestramiento, se está llevando el tirón y controla Kiev desde una posición de fuerza. Como única salida para evitar una catástrofe de características imprevisibles, por su situación en Europa, solamente veo la partición de Ucrania en dos Estados. No cabe en mi cabeza que Vladimir Putin vaya a permitir que los territorios ucranianos en la costa del Mar Negro caigan bajo control de la OTAN. Además, no lo olvidemos, está las dos grandes cuestiones geoestratégicas fundamentales que subyacen en todo este conflicto: que el gaseoducto para transportar hasta Europa el gas ruso cruza Ucrania de Este a Oeste y que la tierra negra ucraniana es la mejor y mayor superficie para los cultivos agrícolas intensivos de toda Europa, cuya posesión ha sido para Ucrania fuente de inumerables conflictos, sin contar la riqueza de sus explotaciones mineras.  

Hace unos años podíamos encontrar excusas meramente teóricas en la crítica a los planes estructurales del FMI, EEU.U o la Europa de la hegemonía alemana realmente existente, pero al día de hoy, con la que está cayendo, no podemos mirar hacia otra parte mientras los zarpazos del Nuevo Orden Mundial decretado por Washington van en la línea de homologar el mundo bajo su dirección y control. A pesar de las tropelías cometidas por el gobierno de Yanukóvich o las críticas que podamos esgrimir contra Putin y el gobierno de Rusia, la alternativa no puede estar en que el suelo europeo deba convertirse a sangre y fuego en escenario de las maquinaciones de Washington en bien su Imperio. No se trata tanto de dar la razón a los rusos como de denunciar lo que la impresentable oposición ucraniana pretende, con la ayuda europea y de EE.UU.

Ultranacionalistas agresivos en Donetsk

Al día de hoy, el mayor punto de fricción de la crisis ucraniana se llama Crimea. Después de los hechos del 1º de marzo, cuando el Consejo de la Federación, el senado de Rusia, autorizó al presidente Putin el empleo de las tropas para la defensa de los intereses de Rusia y de sus ciudadanos, una cuestión clave fue la posibilidad de la ampliación de la zona de operaciones en el Este de Ucrania. Los medios de comunicación se lanzaron de inmediato a hacer especulaciones de todo tipo. A juzgar por la frecuencia con que las tropas rusas habrían sido notadas en el Este de Ucrania, desde el litoral del mar de Azov hasta la provincia de Járkov, muchos parecían desear que tal escenario se confirmara en la realidad, porque en ese caso podrían hablar de una agresión rusa contra Ucrania. Simultáneamente sobrevino un estallido de informaciones acerca de la movilización general en Ucrania, matizada con fotografías más falsas que el alma de Judas.

En cambio en la misma Crimea, por el contrario, la situación se tornaba cada vez más tranquila. Al atardecer del 1º de marzo, en Sebastópol se daba fin a una fiesta que había reunido también a invitados de otras ciudades de Crimea. Y las banderas ucranianas que aún quedaban en algunas instituciones, fueron reemplazadas por la insignia tricolor rusa.


En esencia, la situación del presente está determinada por la respuesta a dos interrogantes. En primer lugar, ¿decidirá Kiev emplear realmente la fuerza militar en Crimea, y de ser afirmativa, cuál? Y la segunda: ¿cuál será la correlación final de fuerzas en el Este y el Sur de Ucrania, sobre todo en aquellas provincias donde los activistas pro-rusos lograron izar banderas rusas en los edificios administrativos? Con este trasfondo, en el espacio informativo ucraniano ha surgido una nueva tendencia: después de la semana de euforia generada por las “victorias de la Plaza Maidan”, el poder fáctico y la prensa se acordaron de pronto de la existencia en Ucrania de los rusos, y comenzaron a invocar la paz interétnica y la unidad, la misma que hasta ahora venían destruyendo junto con los monumentos y la martirizada “ley de idiomas”. Sin embargo, los hechos diarios anulan el poder de convicción de esta tendencia. Y es que nadie ha desmentido las amenazas de los ultras de la Plaza Maidan de imponer su orden con la fuerza en el sureste del país. Es de desear que a nadie se le ocurra correr el riesgo de intervenir militarmente en Crimea, pues sería entonces cuando se habría cruzado un umbral de difícil retorno y de consecuencias impredecibles.

Ciudadanos pro-rusos rezan por la paz en Crimea

Cuando las armas atómicas están de por medio y tenemos en territorio español un blanco estratégico Número Uno, como es el Escudo Antimisiles instalado en Rota, provincia de Cádiz, todo el mundo debería de reflexionar y recopilar información seria y veraz antes de emitir juicios que nada tengan que ver con la realidad. La paz mundial no puede estar en peligro porque los gobernantes sin escrúpulos apuesten por objetivos inconfesables y nos asusten batiendo sus tambores de guerra. No nos engañemos, después de un ataque nuclear no habría malos ni buenos, vencedores ni vencidos, solo la brusca desolación advenida a un planeta situado en una galaxia perdida que, hasta entonces, había sido conocido como “el planeta azul”.


Artículos complementarios:
UCRANIA POR EL CAMINO DE SIRIA: INFORME PARA CIEGOS

Siria, víctima propiciatoria en la batalla por el control del gas natural

EL HOLOCAUSTO SIRIO: POR EL BIEN DEL IMPERIO


ADENDAS DE ÚLTIMA HORA (22:15 horas de hoy, martes 4 de marzo)

Dos noticias de las que acabo de tener conocimiento han llamado mi atención. La primera, porque confirma la exactitud de mis análisis acerca de la crisis de Ucrania. La segunda es mucho más preocupante, porque revelaría, en caso de confirmarse, la intención de la OTAN de actuar de manera clandestina para precipitar los acontecimientos y provocar un enfrentamiento bélico al Sur de Ucrania, en zonas próximas a Crimea.


1. La nueva estrategia de guerra de la OTAN

En la última reunión de los ministros de Defensa de la OTAN, celebrada en la sede de la Organización durante los día 26 y 27 de febrero se ratificó la nueva estrategia –más económica– que se puso a prueba en Libia: evitar las guerras largas favoreciendo más bien la organización de desórdenes internos. Ucrania es un buen ejemplo.


Estados Unidos, según explica el secretario de Defensa de Estados Unidos, Chuck Hagel, “no tiene intenciones de dejarse atrapar de nuevo en grandes, y prolongadas, operaciones de estabilidad en ultramar, de la envergadura de las de Irak y Afganistán”. Esa es la nueva manera de hacer la guerra, recurriendo de forma encubierta a la acción de fuerzas especiales infiltradas, de drones artillados, de grupos –incluso extranjeros– financiados y armados para desestabilizar países. Esas fuerzas preparan el terreno para el posterior ataque de las fuerzas aéreas y navales. Esta nueva estrategia, perfeccionada durante la guerra contra Libia, exige una mayor implicación de los aliados.




2. ¿DESPLIEGUE DE MERCENARIOS AMERICANOS EN EL SUR DE DE UCRANIA?

Martes, marzo 04, 2014

Aunque la OTAN ha declarado oficialmente no tener intenciones de intervenir en Crimea, el politólogo ruso Alexander Duguin afirma que Greystone Limited, filial de Academi (ex-Blackwater), está desplegando elementos en Ucrania.

Al parecer, los mercenarios están llegando en grupos, como simples civiles y con pesados equipajes, al aeropuerto de Kiev, de donde son enviados de inmediato a Odesa, en el sur de Ucrania.










    





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