lunes, 12 de enero de 2015


                    MERDE: OUI, JE DIS MERDE!

Portada del próximo numero de Charlie Hebdo

La nueva portada de la edición especial de tres millones de ejemplares de Charlie Hebdo comenzó a circular. La portada tiene a Mahoma como protagonista, un título que reza "Todo está perdonado" y se ve al profeta del Islam con un cartel que dice "Je suis Charlie". Alucinante.

En el número se repasarán “los peores horrores sobre el cristianismo, el judaísmo y el islam", según prometió el equipo editorial. La tirada será de tres millones de ejemplares, contra los cincuenta mil que venían siendo publicados normalmente. También será traducido a dieciséis idiomas.

La inmensa tragedia que ha conmovido y polarizado, en sentidos distintos, a todo el mundo, presenta un inimaginable segundo acto, que deviene en estridente bomba fétida. Según parece, los muertos recientes no importan, la infecta campaña para hacernos creer que se trata de un atentado islamista tampoco. Hasta se queda en nada la gigantesca manifestación en la que los dirigentes que están llevando el mundo hacia el desastre han aireado sus lágrimas de cocodrilo y los borregos de la granja global se han sentido protagonistas de sus coreadas berreas presuntamente democráticas. El sangriento tinglado se ha terminado convirtiendo en un penoso espectáculo para defender el multiculturalismo y la tolerancia universal propugnada por el buenismo políticamente correcto, ese que mira hacia otra parte cuando los cristianos son marginados, perseguidos o masacrados en tantos países en los que impera la "sharía" en su versión más intolerante. A lo que se ve, los responsables del semanario Charlie Hebdo que han sobrevivido a la reciente masacre quieren darnos una gran lección del peor relativismo moral, para el que todas las creencias religiosas son igualmente criminales, tanto las que aportan los verdugos como las que ponen los cuellos de las víctimas. No me cabe duda de que es el mejor retrato de la Europa que tenemos.



Al final, el horror vivido se queda en un montaje  mercantil “urbi et orbi” a la francesa para exaltar las grandilocuentes consignas que nuestros vecinos llevan exportando a los compases de la Marsellesa desde la época de la Revolución Francesa y que su héroe nacional, Napoleón Bonaparte, promocionó con guerras imperiales que causaron en Europa centenares de miles de muertos. Hablo de la Liberté, la Egalité y la Fraternité.


Napoleón Sarkozy

Reparto del pastel libio

Todo aquel que quiera verlo puede comprobar que la salvaje escena del policía caído en el suelo y rematado por uno de los terroristas presuntamente islamistas es un burdo montaje. Los enlaces por los que se podía acceder a ese terrible momento han sido censurados o cortados y la filmación que era visible aparece sustituida por una foto fija en la que no se aprecian los detalles. Pero alguien tuvo la precaución de guardar la grabación en la memoria de su ordenador, de tal manera que es posible reconstruir con claridad lo que ocurrió realmente.

El policía que yacía en el suelo, gravemente herido o muerto, representa el papel asignado en el guión diseñado por quienes planearon el atentado, ya que está vivo y coleando. Tanto que cuando llega el momento en que su ejecutor le dispara a la cabeza, saca un spray con el que se rocía para aparentar el humo que debería producir el disparo a bocajarro. La escena no deja lugar a dudas y explica el milagro de que la cabeza del policía caído no estallara con los disparos y que no aparezca rastros de sangre por parte alguna. La grabación puede verse en el enlace siguiente:








El segundo acto del atentado de París nos llevará a la Conferencia sobre terrorismo internacional de los cuarenta y siete países convocados el 18 de febrero por Obama en Washington (cómo no), donde nos harán pasar a todos por las Horcas Caudinas, después de que las libertades individuales que nos quedan sean nuevamente recortadas: ya se sabe, las consecuencias estratégicas de ese dichoso binomio libertad/seguridad del que toca hablar a todas horas para ir allanando el camino. Los animales de la granja, bien domesticados, ya están gritando a coro que ¡vivan las caenas! Puede que antes le toque nuevamente a Gran Bretaña ser obsequiada con otro regalo "islamista". Y todo para que la próxima vez los parlamentarios de Westminster no se opongan a una "intervención humanitaria" en Siria y colaboren con el mismo ardor que los franceses demostraron en Libia, en donde es posible una nueva acción militar, ya que los bombardeos de la OTAN para derrocar al régimen de El-Gadafi destrozaron la vertebración del país, permitiendo la irrupción de la violencia yihadista hasta convertir la escena libia, tan próxima a Europa, en el volcán en erupción que es ahora. Tampoco hace falta derrochar mucha imaginación para caer en la cuenta de que, entre otras cosas, con la muerte de El-Gadafi quedó sellada para siempre la prueba viviente más peligrosa de que buena parte de la financiación de la campaña de Sarkozy en las elecciones de 2007 corrió por cuenta del régimen libio.

    

El repentino estallido de solidaridad fraterna también sirve de cortina de humo ocasional a la creciente preocupación de buena parte de la sociedad europea ante la presión brutal de la inmigración ilegal soportada por muchos países de la Unión Europea y que, tanto en Francia como en Alemania, comienza a manifestarse con una virulencia que preocupa a sus actuales gobernantes. La receta prescrita parece evidente: más liberté, más egalité y más fraternité. Palabrería grandilocuente y patriotera con la que anestesiar cualquier vestigio de sentido crítico en aras de esa falsa seguridad en la pretenden instalarnos y que utilizaran para seguir atizando impunemente todos los focos de tensión creados por la geoestretegia belicista de Washington, con la eficaz sumisión de las naciones europeas integradas en la OTAN. Una de las cosas que pretendían los que decidieron llevar a cabo el atentado al semanario Charlie Hebdo fue radicalizar y enfrentar internamente la opinión pública occidental, redoblando el sentimiento de miedo. Lo han conseguido. Puesto que el recurso al miedo todo lo emponzoña y abre las puertas a la irracionalidad, los cristianos de los países de Occidente acabarán no adorando a Dios sino a la Policía, porque, como dijo el presidente Bush a raíz de los atentados de las Torres Gemelas, "estamos en guerra".  Es decir, que lo que cabe esperar en el inmediato futuro será como lo que hasta ahora ha sido, pero peor.



En “Rebelión en la granja”, un texto fundamental de George Orwell para comprender la sociedad humana, los animales que viven esclavizados se rebelan contra su propietario y, liderados por los cerdos, consiguen tanto expulsar al opresor y a su familia como repeler el posterior contraataque de los humanos, por lo que consiguen lo que ansiaban, ser libres y poder disfrutar en paz del fruto de su duro trabajo. 

Pero lo que inicialmente parecía el paraíso se va convirtiendo, poco a poco, en una situación en la que los animales trabajan tanto o más que con su antiguo amo para recibir lo mismo o menos que recibían antes. Aunque no todos los animales sufren esta situación de expolio, pues los cerdos se van adjudicando una serie de privilegios que no pueden disfrutar el resto. Como ejemplo del paulatino cambio que se va operando, redactan siete mandamientos tras la conquista de la granja para que sirvan de sustento al paraíso animal.






En la primera redacción los siete mandamientos fueron:

Todo lo que camina sobre dos pies es un enemigo.
Todo lo que camina sobre cuatro patas, o tenga alas, es un amigo.
Ningún animal usará ropa.
Ningún animal dormirá en una cama.
Ningún animal beberá alcohol.
Ningún animal matará a otro animal.
Todos los animales son iguales.

En la segunda quedaron así:  

Todo lo que camina sobre dos pies es un enemigo.
Todo lo que camina sobre cuatro patas, o tenga alas, es un amigo.
Ningún animal usará ropa.
Ningún animal dormirá en una cama con sábanas.
Ningún animal beberá alcohol en exceso.
Ningún animal matará a otro animal sin motivo.
Todos los animales son iguales.

En la redacción última y definitiva quedó un solo mandamiento:  

Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros.


Para completar el círculo del terror, el Mossad y la CIA han advertido al Papa que la Santa Sede podría ser el próximo objetivo del Estado Islámico. Sea como fuere, el tercer acto que nos tienen preparado será como para salir corriendo y buscar refugio en algún raro asteroide extraplanetario. Es tan claro todo que casi me pondría a reír si no me poseyera el pavor.

Merde. Oui, je dis merde!





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